Largo el nombre del post, ¿verdad?
Lo quería reducir, pero la verdad encontramos que no había casi artículos ni blogs en Google disponibles en español del tema (6 millones de resultados en inglés y 109 mil en español). Creo que hay dos opciones: o somos muy malos buscando o muy pocas organizaciones lo han hecho (me inclino más por lo segundo).
El tema es que durante los últimos meses desarrollamos un programa con la Sparkassenstiftung Alemana para impulsar cinco Fintechs y cinco Instituciones Financieras para hacer pilotos funcionales y productivos que tengan éxito, tangible, en 90 días.
Pilotos 101 - ¿Qué es un piloto?

El piloto del helicóptero de los Simpson diciendo que nada puede salir mal
Digamos que es como salir con alguien y ver si realmente vale la pena algo a largo plazo.
Cada salida (fase del proyecto) te das cuenta qué te gusta y qué no (iteraciones).
El nivel de compromiso de ambas partes (weekly check-ins para ver avances).
Expectativas (alcance).
Si realmente la otra parte busca algo serio (integración a full del servicio en tu compañía).
Hasta la prioridad (innovación real dentro de la compañía).
En términos simples, es un proyecto con alcances, recursos y metas bien definidas durante un periodo de tiempo y tiene como objetivo probar un producto o servicio que resolverá un dolor de cabeza dentro de la empresa.
Es decir, resultados que impacten positivamente a la compañía (reducciones de costos, mejora de atención al cliente, nuevas fuentes de ingresos, etc.) y mayor acceso a clientes y mercados inaccesibles para las startups.
Si lo pudiera resumir en una palabra: Tangible.
Un piloto es tangible. Para todos. Para la organización, para ti como líder del proyecto, para la startup.
Sin embargo, no es tan simple como parece. Principalmente, porque la compañía muchas veces no sabe exactamente los dolores que quiere resolver (o tienen suposiciones de soluciones no adecuadas), burocracia interna, y un larguísimo etcétera.
Por eso quiero compartirte tres bullets de aprendizajes (hasta ahora) sobre los cinco pilotos y que podrían ayudarte, ya seas una startup o una compañía que busca trabajar con ellas.
1. Metas + Incentivos Alineados + Ejecución = resultados tangibles

Ah… las expectativas. Pueden jugarnos siempre una mala pasada (sobre todo cuando hay áreas grises sin definir). Uno de los grandes problemas pueden ser las altas expectativas y no definir, de forma clara, concisa y al punto, las metas, objetivos y resultados esperados de cada parte.
Es mejor siempre, ante la duda, preguntar antes de asumir si una parte del proyecto va o no va en el piloto.
Parecerá obvio, pero ante la duda si la startup o el corporativo se hará cargo de algo, hay que preguntar.
¿Lo peor que puede pasar? Que nos digan que no y nos ahorramos un disgusto después de haber invertido tiempo y dinero en algo, de todos modos, nos hubieran dicho que no tiempo atrás.
Recuerda que esto es una relación de confianza. Tanto si eres corporativo, como si eres startup, es un periodo de prueba para saber si las metas, incentivos y forma de trabajo están alineados.
Si eres un corporativo o una startup con la que es un dolor de cabeza trabajar, pones trabas para todo o no llegas a los deadlines establecidos, es muy probable que, por muy importante que seas, no recomiende a nadie trabajar contigo.
Apostar al largo plazo, sabiendo que podemos tener quick-wins en el corto, es clave.
En Brixton, a partir de experiencias de primera mano con emprendedores y corporativos, creamos frameworks bien definidos, por fase de proyecto, de qué, cómo y cuándo se alcanzarán las metas e ir completando con ambas partes periódicamente.
2. Execute fast & slow (casi como el libro de Daniel Kahneman)

Sí, la velocidad es importante. Un piloto es un piloto porque será más fácil de integrar que la solución completa. Pero definitivamente ambas partes deben tomarse el tiempo para definir perfectamente el qué y el cómo de cada cosa, sobre todo al inicio de una potencial relación comercial a largo plazo.
Tardarte 7 o 10 días más en definir el alcance del proyecto y hacer las preguntas adecuadas como startup, te prometo, no harán la diferencia en si están felices o no con tu trabajo (como Fintech). En cambio, prometer cosas difíciles de cumplir por querer ejecutar mañana o encontrarte con que Juanito de Compliance no te dejará avanzar a la mitad del proyecto por no haberlo revisado antes, puede salir muy costoso en términos monetarios, pero sobre todo de reputación.
Por otro lado, no puedes planear todo. Ejecutar y avanzar es parte fundamental para que las cosas que vayan a salir mal, salgan mal lo antes posible y componer el camino para alcanzar las metas.
¿Alguna incompatibilidad en la tecnología? ¿Algún proceso que no hace match tan fácil como habías pensado? ¿Capacidades internas limitadas? Está bien. De eso se trata. De detectar para resolver.
3. Prioridades, prioridades. Define el piloto como una prioridad para ti (y tu organización)

Seamos honestos. Lo último en la lista de prioridades de tu corporativo, probablemente, es la innovación. Y los pilotos. La prioridad son los 1,288 mails en tu bandeja de entrada preguntándote qué pasa en la operación día a día, los 10 fuegos que se prendieron con la última actualización de la app y el proyecto atorado por 3 meses porque no hacen match los datos del CRM.
Ok, lo entendemos.
Sin embargo, tienes que aceptarlo: en un contexto donde las startups están comiéndose al mundo, es un error estratégico pensar que trabajar con ellas, no es una prioridad.
Nosotros semanalmente tenemos una junta con los equipos de ambas organizaciones, con metodologías diseñadas para llevar las juntas a definir metas (pocas y alcanzables, donde ambas partes se comprometen a trabajar) y mejorar continuamente los canales de comunicación.
También vemos qué hace falta, lo que salió bien o mal y qué pudo haber salido mejor, así como un tablero de progresos, para tener bien identificados los cuellos de botella.
La comunicación es clave: ¿Por dónde prefieres que te contacte? ¿Te gusta usar slack? ¿No te gusta usar WhatsApp para negocios? ¿Contestas tu correo una vez al día?
Cualquiera de las respuestas están bien, pero lo importante es entenderlo desde el inicio y saber con quién estás trabajando, muy probablemente tiene otros hábitos de trabajo que tú y llegar a acuerdos/puntos medios que funcionen en la práctica es clave para no desgastar la relación en poco tiempo.
Crear en conjunto, hace que se vuelvan responsables de los resultados y trabajen como una sola entidad.
¿Y qué papel jugamos en Brixton Ventures Lab en todo esto?

La realidad es que podrías hacerlo solo. La realidad, también, es que el piloto podría tener los incentivos internos inadecuados para avanzar, empezar a complicarse por burocracia interna o, después del entusiasmo inicial, no hacer que las cosas sucedan. O que las prioridades del día a día, se queden como las prioridades del día a día y nunca avancen nada.
Al final, como lo marca nuestra filosofía, queremos ahorrarte tiempo y dinero con una filosofía: cero bullshit. Actuamos como el catalizador para hacer que las cosas sucedan, con metodologías y frameworks que hemos creado desde cero (hemos trabajado en anteriores empresas con más de 70 startups desde CDMX hasta Buenos Aires) y sabemos cómo, cuándo y dónde intervenir para que al final, lo que vayamos a crear juntos, pueda verse reflejado en un retorno de inversión y no se quede en el teatro de la innovación (Martina Rua explica muy bien este concepto).
Si te gustaría resolver algún dolor en tu empresa con una startup, escríbeme a: eduardo.morelos@brixtonventures.com
P.D. Hasta ahora, a nuestros clientes como la Canadian Technology Accelerator (de Canadá), Caravana Fintech (Proyecto de DAI y la Embajada Británica en México), la Sparkassenstiftung (de Alemania), la Asociación Insurtech de México o la startup México-/Británica Rhisco, les ha encantado trabajar con nosotros (logramos un NPS de 10 de satisfacción).
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